En el corazón de Asturias, se encuentra el pequeño pero pintoresco pueblo de El Entrego. A pesar de su rica historia minera y su encanto rural, la localidad había perdido parte de su vitalidad. La Comisión de Festejos, antes vital en la organización de celebraciones y festividades locales, había dejado de funcionar, dejando un vacío en la comunidad.

En medio de esta situación, un grupo de jóvenes amigos nativos de El Entrego, decidió tomar las riendas de la situación. Unidos por su amor por su pueblo natal y la añoranza de las vibrantes festividades de su infancia, decidieron refundar la Comisión de Festejos.